Irina tiene 23 años y vive en la localidad de Famaillá, cerquita de San Miguel de Tucumán. Está terminando el profesorado de Historia, y planea rendir todas las materias a fin de este año para obtener su título de grado.
Minkai es su primer paso por el ámbito laboral, y nos cuenta que la ayudaron a hacer su CV para presentarse a las entrevistas: “me ayudó mi hermano porque yo no sabía hacer nada de eso”.
Desde el año pasado, se desempeña como tutora y nos confesó lo que sintió las primeras veces que se paró frente al alumnado, por todo el nerviosismo que esta responsabilidad conlleva, ya que es la encargada de generar un espacio de trabajo donde prime la confianza y el aprendizaje compartido, y en última instancia depende de ella la creación del mismo: “fui probando varios mecanismos para ver cómo podía llevar a los chicos y cómo poder hacer que ellos participen. La idea es construir un espacio de confianza, e ir aprendiendo de forma recíproca“.
Se fue evidenciando como con el correr de los meses ese nerviosismo se fue aplacando entre risas, libros y actividades participativas. Se dio la misma situación con los y las estudiantes, que al principio no la conocían y se movían con algo de desconfianza y miraban de reojo. Esta situación a fin de año se revirtió exitosamente, gracias al esfuerzo y compromiso de ambas partes, y no solo lo notó en su relación entre tutorías, sino también en cuanto a los ejercicios que ella proponía y a la participación activa de los/as chicos/as.
Irina nos habla de la red que se debe tejer para que los y las estudiantes continúen asistiendo a la escuela, y que sin lugar a dudas es un trabajo que debe llevarse a cabo en conjunto entre múltiples actores. Es por ello que el trabajo de los y las tutoras es tan importante, porque generan esos vínculos que de alguna manera estaban rotos o jamás había existido antes: “hay que buscar herramientas de contención tanto en la comunidad para que los chicos puedan seguir y terminar, como también hay que generar este lazo, este nexo con los papás. Ellos también tienen un rol importante para que los chicos puedan asistir a la escuela y puedan terminarla”.
En el marco de la organización anual de las tutorías y los temas a tratar, opina sobre el cambio de paradigma que se llevará a cabo este año, pasando del trabajo de los valores de la organización hacia una educación socioemocional: “Me parece más interesante en contenido. Si bien los valores del año pasado tenían mucha conexión, entonces las tutorías quedaban con X valor, y a la siguiente volvíamos sobre lo trabajado pero desde otra perspectiva y tomando otro tipo de valor para trabajar. Me parece interesante la nueva temática, el año pasado hicimos un taller sobre educación emocional que brindó Minkai y me pareció super interesante. Y supongo que en base a eso, vamos a tener más herramientas. Es algo que tal vez hasta la actualidad no se lo ha llevado con tanta importancia, y ahora me parece que es super interesante tanto para los chicos como para mí también”.
Dentro de todas las capacitaciones que dictamos desde Minkai el año pasado, Irina participó de dos: un taller relativo a educación emocional y otro sobre evaluaciones. Reconoce que estos encuentros la nutren muchísimo y le dejan enseñanzas que luego aplica en las tutorías. También reflexiona sobre la problemática de evaluar el desempeño de un/a alumno/a solo de manera cuantitativa: “Brindaron otro taller relativo a las evaluaciones, donde nos explicaron que las evaluaciones no solo tienen que ver con poner números, y eso también me llamó la atención, cambiar con esa parte tradicional de la educación un poco, y evaluar desde otras perspectivas, desde otras formas. Resaltarles siempre a los chicos lo bueno que hacen, incentivándolos”. Este es uno de los conceptos principales del trabajo que llevamos adelante en las comunidades, brindarles la información de alguna manera en la que ellos/as se sientan interpelados/as y los/as aliente a participar.
Notamos que al hablar de su trabajo, deja que se vislumbre la pasión que la motiva a desempeñar su rol académico de docente, amalgamado con su rol de tutora, generadora de vínculos. Le preguntamos si estaba ansiosa por comenzar el nuevo ciclo lectivo y su respuesta ya la sabíamos por toda su expresión corporal previa: “¡Ya quiero volver de nuevo! Me encantó, y de hecho me gusta cuando me preguntan ¿a qué te dedicas? y yo respondo que trabajo en una asociación civil y ayudo a chicos de zonas rurales que quieren terminar el secundario y la verdad es que todos quedan muy sorprendidos, y me dice que bueno el trabajo que haces. Es como un granito de arena que va sumando, pero que a uno lo llena un montón y sin darse cuenta también ayuda un montón a la comunidad y a ellos mismos”.
¡Felicitaciones Irina, por tan significativos avances con tus tutoreados/as!
Estás haciendo un trabajo increíble y estamos felices de que formes parte de este equipo.
Comments